


A
través del tiempo, su fama como arqueólogo subacuático, le permitió que fuera
candidato a ser nombrado explorador de la National Geographic Society. Donde le
otorgaron presupuesto para comenzar a realizar una serie de proyectos que lo llevaría
a cumplir sus sueños de hacer descubrimientos espectaculares, donde se han incorporado
especialistas de diversas nacionalidades y estudiantes mexicanos que han
contribuido con nuevas líneas de investigación.
En
la conferencia se hizo llegar varias preguntas a los especialistas, algunas congruentes
y otras, que no tenía que ver con el tema de exposición. Las primeras se preguntaban
sobre cuestiones de protección técnica y jurídica de los cenotes; sobre la probabilidad
de que este tipo de trabajo motiva a los presuntos exploradores al saqueo de
artefactos en los cenotes o cuevas inundadas; el cómo esta riqueza acuífera se está
transformado por la creación de grandes desarrollos urbanos o de infraestructura
turística que impacta directa e indirectamente no solo los contextos, también la
vegetación y fauna que la habita; pero también, las preguntas se dirigieron a
los avances tecnológicos del cómo se registra, se difunde y hay una participación
directa con personas que tienen interés de saber más sobre estos temas.
El
buceo en México, tiene varios años, pero la arqueología subacuática es muy
reciente. En 1980 se creó el Departamento de Arqueología Subacuática –promovido
en 1995 a Subdirección– del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH)[1].
La historia de las investigaciones arqueológica en Chichen Itzá, para ingresar a los cenotes ha
sido motivado por la obra de Diego de Landa, quien público en el siglo XVI una
obra titulada “Las Cosas de Yucatán”, donde se narra lo que pasaba en el Cenote
Sagrado de Chichen Itzá.
El
arqueólogo Edward H. Thompson, por el año 1890, se convirtió en el primer arqueólogo
subacuático, ya que como cónsul de Estados Unidos, había comprado los terrenos
de Chichen Itzá, donde se encontraba el cenote sagrado. El arqueólogo influenciado
por los tesoros que menciona Landa, comenzó hacer inmersiones con el uso de
escafandras, para internarse en las profundidades donde llego a una capa de
lodo de casi diez metros de espesor, donde atientas localizaba objetos arqueológicos
y restos humanos que era las supuesta prueba de sacrificios por los mayas. En el
año 1900, el descubrimiento de un infante de sexo femenino, confirmaba la tesis
de sacrificio humano.


Independientemente
de lo que se suscitó con Thompson, no queda duda que los antecedentes de la Arqueología Subacuática en
México los constituyen los trabajos de exploración y recuperación de piezas
prehispánicas en los cenotes de Chichén Itzá. Pero tiempo después fue también en
otros cenotes como el de X-Coton,
Xclacah, Xtimul, Bolonchojol y Tazca, en Yucatán; continuando con el Cenote
Agua Azul y la presa La Angostura, en Chiapas; la Laguna de Chunyaxché, la
Bahía de Tancah y la Caleta de Xel-Ha, en Quintana Roo, y la Laguna de la Media
Luna, en San Luis Potosí. Después de esto, los proyectos de investigación en
aguas marinas y continentales, han atendido denuncias y han logrado reforzar la conciencia nacional acerca del
inmenso valor del Patrimonio Cultural Sumergido.
Hoy
la Subdirección de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de
Antropología e Historia, es quien tiene norma los permisos en México, para realizar proyectos de investigación para
localizar y ubicar espacial y temporalmente los sitios arqueológicos e
históricos sumergidos. En donde, se
incorporan científicos, especialistas, instituciones y empresas de México,
Argentina, Cuba, Honduras, Puerto Rico, Uruguay, España, Estados Unidos de
Norteamérica y Canadá con el mismo propósito de investigar, conservar y
difundir el patrimonio sumergido. La estrategia y proceso en la investigación arqueológica
es la misma para todos los tipos de arqueología, pero lo que no podemos dudar
es que cambian los medios y quizás esto hace que cuando se combina la pasión del
placer de bucear y el de hacer registro arqueológicos, se logra la satisfacción
de que estamos en otro mundo, como es el caso del Arqueólogo subacuático,
Guillermo de Anda.
[1] http://www.subacuatica.inah.gob.mx/index.php
[2] Edward
Herbert Thompson, People of the Serpent (New York: Capricorn Books,
1932.
[4] «Devolverá museo de EU piezas mayas de jade a México». El
Universal (México). 19 de noviembre de 2008. Consultado el 9 de agosto de 2009.
[5] Luis
Ramírez Aznar, El saqueo del cenote sagrado de Chichén Itzá, Mérida:
Editorial Dante, 1990
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