Como parte de la atención a la visita publica, el 04 de abril del
2017, se realizó un recorrido por el Museo Jorge R. Acosta y el área de Monumentos
Arqueológicos de Tula Grande, en compañía de integrantes de la Fundación Tula y
sus Raíces y el Arqueólogo subacuático, Guillermo de Anda, quien coordina el “Proyecto
Gran Acuífero Maya”.
El arqueólogo Guillermo de Anda, inició sus estudios de
arqueología en la Ciudad de México en la Escuela Nacional de Antropología e
Historia. Después tras muchos años de estudios de especialización y posgrado,
trabajó como profesor investigador -arqueólogo subacuático especializado en
cuevas inundadas- en la Universidad Autónoma de Yucatán. Poco se conocía de este tipo de arqueología hace 30 años, pero
tras varias exploraciones en cuevas subacuáticas en Estados Unidos y Francia,
comenzaron a llegar expertos en buceo a nuestro país. Aquellos primeros
exploradores descubren la magnificencia del subsuelo de Quintana Roo y
Guillermo se les une.
Conforme se fueron adentrando en las aguas de los
cenotes fueron descubriendo que la riqueza arqueológica de esta zona es
riquísima y la importancia natural e incluso estratégica que tiene, ya que
estamos parados sobre uno de los mayores acuíferos del mundo, muy probablemente
el mayor de México sin duda, que tiene una extensión tan grande que tan solo
entre Playa del Carmen y Tulum tiene unos 1390 km de línea de navegación. En ese entonces Guillermo tenía suficiente conocimiento de los
cenotes porque fue buzo desde los 13 años, y esa fue una de las razones por las
que se trasladó al caribe. A sus 20 años ya era un buzo muy avanzado, pues había
ya buceado en cuevas inundadas del estado de Morelos; ya tenía muchos
conocimientos de lo que eran los cenotes, sin imaginar la maravilla y la extensión que
tenían, mucho menos de su significado y la magia que guardaban.
Guillermo, después de esa experiencia comenzó de nuevo a retomar la
carrera de Arqueología Maya, posteriormente la especialidad de Antropología
Esquelética, después una maestría en Bioarqueología y finalmente está en la
toma de un doctorado en Estudios Mesoamericanos en la UNAM. El primer proyecto
que surge fue llamado “El Culto al Cenote”. Un trabajo que busca entender mejor
las actividades de culto que se llevaban alrededor de un cenote, explicar que
los cenotes fueron para los mayas entidades poderosas de energía especial. Para
los antiguos Mayas, de los cenotes emanan la lluvia y la vida, y de un cenote
surgió la primera semilla de maíz que los dioses regalaron al hombre Por eso es
que se llevaban a cabo rituales en los cenotes que incluían el depósito de
ofrendas. Todo esto es parte de una actividad de culto.

Guillermo publica parte de la investigación por ahí del 2003, y
con esto se abre la puerta a una nueva ola de estudios e investigaciones.
Muchos investigadores quedaron fascinados con la investigación, sin embargo
algunos otros argumentaban que era necesaria la “prueba material” de que esto
era cierto. Y es así que inician trabajo de campo para tratar de localizar los
cenotes mencionados en los relatos de Fray Diego y reportan la existencia de
material arqueológico, y muchos huesos específicamente humanos.
Tal es el caso del cenote que Guillermo exploró, el Cenote Holtún,
junto a su equipo, en Chichen Itzá. Además de la importante ofrenda encontrada
ahí, el equipo encuentra que la pirámide de El Castillo está perfectamente
alineada no solo a Holtún al oeste, sino con otros tres. Por lo que la
geometría sagrada consiste en: el cenote Sagrado al Norte; el cenote Holtún al
oeste; el cenote Kanjuyum al este; el cenote Xtoloc al sur y el cuerpo de agua
localizado a 20 metros debajo de Kukulcán y cuya extensión es de 25 metros de
largo por 30 de ancho en el centro. Estos cinco cenotes de acuerdo a De Anda,
la arqueológica de Chichén Itzá representan los cinco rumbos del universo maya.
El reciente descubrimiento de un enorme cenote bajo la pirámide ha
venido a reforzar esta idea, ya que de Anda afirma que esa caverna corresponde
al rumbo más sagrado para los mayas, el centro de su universo. Guillermo nos comentó
que con el hallazgo se consolida la hipótesis de un cosmograma es decir una réplica
del universo maya representado en la forma de una ciudad. Hoy el nuevo proyecto que dirige tiene como propósito investigar
si los cinco cenotes están conectados entre sí bajo el subsuelo de la zona
arqueológica de Chichén Itzá. En sus
nuevas propuestas “Culto al Cenote”, no consisten en la idea de tratar de
remover materiales tomar muestras y alterar el contexto perdiéndose gran parte
de su información, Ahora se propone que
los objetos permanezcan en su lugar original, como objetos de estudio. National
Geographic, a facilitado tecnología para hacer modelos fotográficos en 3D, es
decir con el uso de la fotografía computacional, puede no solo tener imágenes
extraordinariamente detalladas sino que puede determinar direcciones, tamaños,
medidas por grandes o pequeñas que sean.
Solo puedo concluir que la experiencia que compartió el arqueólogo
Guillermo de Anda, fue fructífera e interesante, ya que me hizo comentarios
interesantes como presencia de esculturas de atlantitos o vasijas como braseros
tipo Abra que se han descubierto en algunos cenotes y que se encuentran allí,
sin ser removidos para que puedan ser estudiados por especialistas. Lo que me
da satisfacción de haber hecho una contribución destacando la presencia tolteca
en esas regiones que están siendo estudiadas de forma diferente a las
tradicionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario