martes, 4 de marzo de 2014

CARTA A UN JOVEN ARQUEOLOGO (VERSION GAMBONIANA)

 

Una tarde tomando el café en casa, mi hijo se acercó y surgió esta conversación:
-padre ya sé que quiero ser. Yo comente: -mmmmh que?. mi hijo contesta: -arqueólogo.
 
-pero!!, ¿que no querías ser biólogo?, estudiar ciencia de la tierra, robótica, o ser astronauta. ¿Por qué arqueólogo?, no te basta con todo lo que he pasado sufrido y angustiado. Pasar años para lograr obtener una plaza, estar limitados para investigación por los recursos económicos, falta de infraestructura, insalubridad, trabajar para otros donde no te toman en cuenta académicamente, sufrir plagios, que tu tesis te la reboten más de una vez, quedarte desempleado por tiempo indefinido, no tener que comer o con que vestirte, perder una casa y una familia, divorciarte, que te traiciones tus amigos e incluso que te deje tu perra.
 
-pa quizás, pero creo que no, ya que te has formado en tiempo según tus saberes, logrando llegar  a donde estas y ser ejemplo para otros. Quiero ser arqueólogo, porque después de haber conocido a tantos como estudiantes, tesistas y colaboradores ahora me doy cuenta que quiero. Ser arqueólogo, para ser mejor que ellos, ya que he sabido con toda exactitud donde han fallado laboralmente, académicamente y como amigos; claro esta que no todos han sido iguales.
 
- No porque vengan de la ENAH, San Luis Potosí, Zacatecas, Veracruz, UDLA o Yucatán pueden ser mejores, mientras respondan y sean profesionistas en su materia creo que cualquier escuela puede ser el medio para lograr el objetivo deseado, ser arqueólogo. Después me queda claro que ningún universitario en el mundo y mucho menos los que se dedican a la investigación dejan de estudiar una vez concluidos sus estudios. La vida evoluciona de manera constante y los conocimientos no dejan de actualizarse a grandes velocidades. Tanto los conocimientos específicos de la carrera como las técnicas auxiliares están en continuo desarrollo y dejar de estudiar sólo supone que progresivamente te verás desactualizada y todo tu esfuerzo no habrá servido para nada. Sé que esto no ha pasado contigo, pero no quiero ser como tú, quiero ser mejor que tú. Yo pienso que más importante que salida laboral es trabajar en algo que te gusta. Si el trabajo es agradable y sientes pasión por lo que haces, estarás más feliz. Hay muchas personas que viven en una casa de lujo y conducen autos caros, y compran lo que quieren pero... muchos de ellos no son felices porque no les gusta la carrera que tienen. Si vas cada día al trabajo por qué quieres ir, y no porque tienes que ir, estarás mucho más feliz. Claro, necesitas ganar suficiente para vivir, pero todo es posible. Sé que te gusta tu trabajo y yo quiero ejercer el mío para poder darme la satisfacción de ser arqueólogo.
Mi hijo, hase un silencio y continua: -Tú mismo me dijiste que la arqueología la llevabas desde temprana edad, a los siete para ser más precisos y que no sabías que existía, al crecer te enteraste a través de una película, la de Indiana Jones… un personaje que marcó a una generación, intrépido, audaz, atrevido, temerario… y a veces un patoso con suerte. ¿Qué niño nacido entre 1975 y 1985 no se ha acercado alguna vez en su infancia a su madre con una sonrisa en los labios diciendo “de mayor quiero ser arqueólogo”?. Ese no es mi modelo a seguir, es la realidad,  a través de lo que he visto ese personaje no es más que ficción de la gran pantalla… pero también reconozco que algunos que se inspiraron en ello se han convertido en verdaderos arqueólogos, incluyéndote a ti. En donde la historia, la investigación teórica y de campo se entre lazan en aventura imaginables que se materializan a través de los hallazgos y datos arqueológicos. Y no por que nos gusten las cosas viejas te tienes que casar con eso, al contrario el presente es el viculo del pasado y nos puede brindar perspectivas de lo que puede ser el futuro.
Ante esta discusión solo tuve que agachar la cabeza y decir –está bien, te voy a poyar en lo que pueda; al final tu sabes mas que yo por que quieres er arqueológo. Después de eso mi hijo me dice –pa, al fin se quien es Alfonso Caso.
 
Ahora a que viene esto. Resulta que mi hijo y yo estuvimos en el 2010 en Mote Albán donde nos tomamos la foto que se observa, pase como tres horas hablando de los hallazgos de Alfonso Caso, para escuchar después de cuatro años: –pa, al fin se quien es Alfonso Caso. Lo que no me espere fue que dijera:  –pa quiero ser arqueólogo.

Alfonso Caso escribió más de trescientas obras, entre las más destacadas se encuentran:
  • El teocalli de la Guerra Sagrada 1927
  • La religión de los aztecas 1936
  • Las exploraciones de Monte Albán, Trece obras maestras de arqueología mexicana 1938
  • Calendario y escritura de las antiguas culturas de Monte Albán 1947
  • El pueblo del Sol 1953
  • Los calendarios prehispánicos 1967
  • El Tesoro de Monte Albán 1969
  • Reyes y reinos de la Mixteca (obra póstuma aparecida en 1977).


 




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