El INAH,
estos tres febreros cumple 81 años de proteger, investigar, conservar y
difundir nuestro patrimonio cultural arqueológico, histórico y paleontológico del
país mexicano. Como un antecedente ya
desde 1915,
el arqueólogo Manuel Gamio, como
representante de México en el Segundo Congreso Panamericano, celebrado en
Washington, propuso que cada país de América Latina debía crear un instituto de
antropología enfocado al estudio científico de los problemas de la población y
las medidas prácticas para resolverlos. El arqueólogo dejo algunas ideas
publicadas en su obra “Forjando Patria”.
Es hasta el descubrimiento de
la tumba de Alfonso Caso Andrade, la numero 7 de Monte Alban, en Oaxaca, por ahí
de 1932, que se consideró que el patrimonio cultural arqueológico ofrece
hallazgos espectaculares para la riqueza histórica de los mexicanos. La noticia
de este descubrimiento se dio a conocer en todo el país a través de los
sistemas de difusión existentes como la radio, televisión y periódicos.
El esfuerzo para crear un instituto
para salvaguardar el patrimonio cultural arqueológico e histórico fue propuesto
por Alfonso Caso al presidente Lázaro
Cárdenas, quien lo formulo como aceptable a través de un decreto publicado
el 3 de febrero de 1939, donde
surge el Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH). El surgimiento de este decreto favoreció la consolidación
de las disciplinas antropológicas en beneficio del conocimiento pretérito y
modernos.
En sus inicios el INAH se creó
con personalidad jurídica y patrimonio propios, dependiente de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Se le
entrego al INAH para su administración y vigilancia tres inmuebles: Museo
Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, en la calle Moneda; el Ex
Convento de La Merced; y el Castillo de Chapultepec, que dejó de ser
residencia presidencial para transformarse en 1944 en Museo Nacional de
Historia.
Los monumentos artísticos, arqueológicos e históricos pertenecientes al
antiguo Departamento de Monumentos de la SEP, así como las colecciones,
muebles y accesorios que albergaban también fueron otorgados al INAH; determinando
también que los monumentos y sitios que se descubrieran en las exploraciones
futuras y los que adquiera la institución por legado, herencia, donación o cualquier otro, todos con carácter de
nacionales estarían a cargo también del INAH. Alfonso Caso Andrade, estuvo al frente de la institución hasta
1947.
El
INAH continua con este legado de proteger,
investigar, conservar y difundir nuestro patrimonio cultural arqueológico, histórico
y paleontológico del país mexicano. Por
eso, desde 1939, el INAH ha participado en el estudio, registro, conservación y
difusión de nuestro pasado, y en la preservación de la memoria del país y se ha
consolidado como un centro de investigación y educación superior mediante sus cuatro
escuelas de prestigio internacional: la Escuela Nacional de Antropología e
Historia (ENAH); la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y
Museografía “Manuel del Castillo Negrete” (ENCRyM); la Escuela de Antropología
e Historia del Norte de México (EAHNM); y la Escuela de Conservación y
Restauración de Occidente (ECRO).
Hoy el INAH, continua con su trabajo con una red de
160 museos, 191 zonas arqueológicas y, en 2018, la primera zona paleontológica
del país en Rincón Colorado, Chihuahua, abiertas al público; además es
depositario de bibliotecas, archivos, fototecas, osteotecas y ceramotecas. El
trabajo diario para conocer y poner en valor el patrimonio cultural de México
cuenta con reconocimiento internacional a través de 35 inscripciones en la
Lista de Patrimonio Mundial, y nueve elementos en la Lista Representativa del
Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, ambas de la UNESCO.
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