martes, 21 de enero de 2014

EL RESCATE Y SALVAMENTO ARQUEOLOGICO EN LA ZONA ARQUEOLOGICA DE TULA: EL CASO DEL DISTRIBUIDOR VIAL “PUENTE 2006”



Descubrimiento de una lápida gravada
Una de las preocupaciones contradictorias que existen de la arqueología, es el progreso y la modernidad. Esto es por que los procesos de urbanización son infrenables por la creación de introducción de drenaje, pavimentación, construcción, teléfono, entre otros, de los planes municipales y estatales; esto sin tomar en cuenta el surgimiento de asentamientos irregulares. Lo anterior en ocasiones conduce a la destrucción de los sitios arqueológicos, que se incrementan por la falta de búsqueda de mecanismos para crear condiciones favorables para su preservación, protección y difusión por parte de diversos organismos institucionales, llámense estos, federales, estatales o municipales.

De ahí que, es de interés conocer los agentes de afectación que se presentan en la destrucción del patrimonio arqueológico, como pueden ser culturales o naturales. Su conocimiento nos puede permitir plantear proyectos de investigación arqueológica que podrían corresponder a la modalidad de salvamento o rescate arqueológico. De esta manera la intervención podría permitir evaluar el impacto al Patrimonio Arqueológico y el de corregirlo con el propósito de mitigar la destrucción del mismo.

La intervención arqueológica en los casos de salvamento o rescate arqueológico, se presenta como algo practico y normativo, en donde la estrategia de intervención nos permite proponer las técnicas arqueológicas adecuadas para poder obtener información relevante de investigación histórica cultural y así mismo el de influir en la protección del Patrimonio arqueológico. De esta forma la arqueología se reivindica por la solución de problemas concretos en el presente y el pasado.

De esta manera el presente trabajo se encuentra dividido en tres partes fundamentales. En la primera parte señalamos la importancia de intervención arqueológica por la modalidad de salvamento o rescate en el área de la Zona Arqueológica de Tula; en la segunda se pone como un ejemplo lo que se ha desarrollado en el rescate arqueológico del Distribuidor Vial de Tula de Allende, Hidalgo; en la tercera parte se propone algunos comentarios que consideramos serian de interés para la protección técnica y jurídica del Patrimonio Arqueológico.
 


EL SALVAMENTO Y RESCATE ARQUEOLOGICO
 
En el reglamento del consejo de arqueología (1994) se puede apreciar cuales son las disposiciones para la investigación arqueológica en México. De esta manera los proyectos de investigación que son de interés para la arqueología mexicana, se evocan en trabajos de reconocimiento de superficie, en el registro y catalogación de sitios; por otra parte esta la excavación, que implica la remoción controlada en la extracción de materiales arqueológicos; además esta el estudio, consolidación, conservación y mantenimiento de bienes muebles e inmuebles; y el estudio de dichos bienes arqueológicos[1].
         
        Los tópicos anteriormente citados son ideales para la investigación de carácter científica, sin pretensiones éticas- políticas. Sin embargo, en la práctica este tipo de investigaciones requieren personal calificado, presupuesto y un cronograma de trabajo. El tiempo estimado para desarrollar dicho proyecto puede comprender varios años.  Debido a las afectaciones al Patrimonio Arqueológico de bienes muebles e inmuebles por obras públicas o privadas, o por causas naturales[2], se propuso la realización de salvamentos y rescates arqueológicos.       
 
        El salvamento arqueológico se aplica cuando se pretende la realización de una obra pública o privada, cuya intervención pude ser prevista. De esta manera no importa el área de afectación, ya que siempre será prioritaria la investigación, en el tiempo disponible para realizar las intervenciones necearías tomando en cuenta el trabajo de campo, gabinete y elaboración de informe técnico[3]. De esta manera el salvamento arqueológico es un tipo de arqueología con características propias que obedecen a un tipo particular de condiciones y a un objetivo preciso que consiste en investigar y recuperar evidencias culturales que están en peligro de destrucción.  Alejandro Martínez al respecto comenta: “De esta manera, las funciones de tal tipo de arqueología son evaluar el impacto de la obra sobre los recursos culturales y tratar de mitigar los daños lo mas posible, hasta donde permita el diseño de construcción[4].
Perspectiva del  Distribuidor Vial de Tula de Allende, Hidalgo
Con el salvamento se realizan estudios en áreas que son afectadas por alguna obra y donde es necesario recuperar la información del contexto arqueológico y de sus características así como salvaguardar al máximo los objetos y materiales encontrados en el lugar. En el caso del rescate arqueológico, este se realiza de manera imprevista como consecuencia de la realización de una obra privada, publica o causa natural, el área y tiempo de trabajo esta estimado  por esas obras o causas. El rescate implica una intervención urgente donde los vestigios arqueológicos van a ser o están siendo destruidos de forma inmediata y donde las limitaciones de tiempo y la rapidez con la que se debe actuar impiden hacer el planteamiento de un proyecto amplio y definido, obedece más que nada a las condiciones de la obra y a las necesidades de rescatar el mayor número de información posible en un corto tiempo[5]. 
 
Es necesario mencionar que de un rescate arqueológico puede hacerse un salvamento arqueológico y de este nacer un proyecto de investigación como fue el caso de los trabajos de liberación de la Coyalxauhqui que terminaron con el Proyecto Templo Mayor. A su vez dentro de cada salvamento arqueológico se pueden hacer diversos rescates arqueológicos. En el caso del salvamento el tiempo sigue siendo un factor vital, aun que no sea determinante, ya que se sabe con anticipación el lugar, las características, condiciones y duración de las obras, que generalmente son de mayor amplitud, lo que posibilita el planteamiento de un proyecto con objetivos e hipótesis definidos, así como la organización de las etapas de investigación de acuerdo a los intereses del propio proyecto.
 
En este sentido para normar todo proyecto de salvamento arqueológico, el Consejo de Arqueología debe ser notificado para la revisión y aprobación.  En este sentido los criterios mínimos que debe incluir cada salvamento son: El planteamiento general; el análisis de los antecedentes arqueológicos; el planteamiento particular de la investigación; la metodología y técnicas arqueológica aplicadas; el personal que se incorpora; los instrumentos y materiales para su ejecución; el presupuesto detallado; el cronograma de duración; y la bibliografía citada.
 
Lo que tiene en común el rescate como el salvamento arqueológico es que la forma de iniciar la investigación no es la que tradicionalmente se debe seguir, en donde de acuerdo a los objetivos y a las hipótesis que se tienen se elige el lugar de estudio. En este caso el lugar y por lo tanto el objeto del estudio están determinados por el sitio donde se realizará la obra, esta situación no le resta nivel a los resultados obtenidos, únicamente significa que deben plantearse objetivos adecuados a las condiciones específicas bajo las que se trabaja.    Con las investigaciones de este tipo se tienen varias ventajas, ya que no se enfoca a lugares restringidos ni a temporalidades específicas ya que la obra puede realizarse en cualquier región. Martínez Muriel menciona que se debe tomar en cuenta que el salvamento arqueológico se puede hacer en diversos niveles de estudio como son: Los interregionales, en donde el proyecto abarca varias áreas geográficas y culturales (carreteras, gasoductos, vías férreas); Los regionales, donde la extensión y área son más específicos (presas, desarrollos turísticos, etc.); Los de sitio, en los que el estudio sólo se enfoca a áreas pequeñas (unidades habitacionales, centros comerciales, fraccionamientos, parques, etc.);  y Los de porciones de sitio, estructuras o elementos, donde el área es mínima (construcción de casa, cimientos, cisternas, etc.)[6].
 
Las temporalidades tampoco son específicas, varían de acuerdo al lugar de la investigación- por lo que se tiene acceso tanto a épocas pleistoscénicas y prehispánicas en los niveles estratigráficos más bajos, como a épocas coloniales y modernas en los más altos. El hecho de que la investigación del lugar estudiado sea la única información que quedará de los contextos ahí encontrados, ya que serán destruidos, implica una alta responsabilidad así como la obligación de tener un registro lo más amplio y claro posible que permita no sólo lograr los objetivos y la comprobación o falsación de las hipótesis propuestas, sino también el acceso a esos datos por parte de otros investigadores cuyos intereses puedan ser distintos.
           
           Por ultimo en cuanto a las ventajas del salvamento arqueológico podemos comentar que: el salvamento constituye una de las opciones que se utilizará para realizar estudios en sitios que serán destruidos o bien en lugares a los que de otra forma sería difícil el acceso[7]. Otra de las ventajas de la arqueología de salvamento, es que el tipo de contextos a que se tiene acceso son variados, desde grandes áreas ceremoniales y habitacionales, hasta pequeños asentamientos, áreas de actividad, entre otros. Estamos concientes de que este tipo de arqueología esta sujeta a diversos problemas los cuales no pueden ser resueltos de forma genérica e indiscriminada sino que debe distinguirse claramente entre problemas con una solución técnica o metodológica, que son de tipo académico y problemas de tipo institucional. En cuanto a los problemas metodológicos están los limitantes como el escaso tiempo disponible, el saqueo y el deterioro por agentes naturales y culturales. En cuanto a los problemas institucionales podemos mencionar la poca difusión de las labores de salvamento; la falta de comunicación con las empresas constructoras y sociedad en general para dar aviso de la iniciación de obras con anticipación; la acumulación de materiales de investigaciones no concluidas; el retraso en la iniciación de proyectos y rescates; y  todo lo anterior como resultado de un fallo a nivel organizativo principalmente.
 
EL CASO DEL DISTRIBUIDOR VIAL, TULA DE ALLENDE, HIDALGO
 
El Distribuidor Vial de Tula de Allende se ubica en el entronque de la Avenida Nacional y Melchor Ocampo, enfrente de lo que es el Parque Nacional del Municipio. En cuanto al Decreto Presidencial del viernes 15 de diciembre de 1993, se localiza en la Zona B, considerada como área de Zona de Monumentos Arqueológicos[8]. Es bien conocido que a través de las investigaciones arqueológicas que se han efectuado se ha propuesto que la ciudad arqueológica de Tula en su época de apogeo se extendía cerca de 16 km2, compuesta por cientos de conjuntos habitacionales conformados en barrios especializados en producción artesanal y agrícola. 

Descubrimiento de restos arquitectónicos de la fase Azteca
El problema que hay al respecto, es que aun se carece de datos para comprender aspectos sobre la funcionalidad y organización de los residentes en dichos conjuntos, por lo que los estudios de áreas de actividad nos permiten realizar las inferencias pertinentes. Por otra parte, la información que se obtiene del estudio de las unidades habitacionales, dentro de un marco regional y con interacción al gran recinto ceremonial permite comprender la extensión y función de los barrios toltecas.  De esta manera cada vez es más difícil realizar investigación arqueológica sobre unidades habitacionales y por ende de los barrios, por lo cual proponemos que la arqueología de salvamento o rescate, es una alternativa que se debe aprovechar para investigar que hay más allá del recinto ceremonial. 
Adoratorio que se descubrió por debajo de la construcción de la fase Azteca
 
En el caso particular que tratamos en frente de la alameda del Municipio de Tula de Allende, en el entronque de la Avenida Nacional y Melchor Ocampo, se esta desarrollando una obra por parte del Gobierno del Estado de Hidalgo para la construcción de un Distribuidor Vial[9].  Para lo cual una constructora contratada por el Gobierno del Estado realizo seis excavaciones donde se observo la presencia de materiales arqueológicos como son fragmentos de cerámica, figurillas y lítica  tallada, lo anterior asociado con piedras careadas y fragmentos de pisos estucados, lo cual motivo a desarrollar un proyecto de Rescate Arqueológico. Con la intervención se ha podido recuperar información importante que nos permita complementar aspectos que se han tratado en la región.  En especial sobre tipo de construcción, funcionalidad y cronología.  De igual forma podremos abordar aspectos relacionados con la dieta y especialización de los habitantes que se asentaron en el área en donde se esta construyendo el Distribuidor Vial.
 
El proceso metodológico para la corrección del impacto arqueológico que se implemento tenía como propósito principal una investigación arqueológica que permita obtener una diversidad de datos. De esta manera en cuanto a la supervisión de las áreas ya intervenidas por parte de la maquinas pesadas, se propuso como una aproximación que permite conocer parte de los contextos culturales que aparecieron durante la excavación arqueológica, de la estratigrafía del subsuelo, el grado y distribución de las áreas removidas.
 
La siguiente etapa en el área consistió en intervenir las áreas que serian afectadas por la remoción al uso de maquinaria pesada, lo que motivo a realizar excavaciones arqueológicas por medio de pozos de sondeo. De esta forma se logro obtener muestra aleatoria estratificada de los diferentes sectores a ser intervenidos y así recuperar un repertorio mínimo de material cultural que permite responder futuras temáticas de estudio, relacionadas con una amplia gama de aspectos vinculados a los modos de vida de momentos prehispánicos e históricos. Con las excavaciones arqueológicas efectuadas se logro registrar diversas etapas del proceso de urbanización que se relacione con los toltecas, recuperando evidencia de distintas áreas funcionales, relacionados con unidades habitacionales, áreas de especialización y tipos de artefactos. A si mismo, el de recuperar datos sobre construcciones mas tardías correspondientes a la fase Azteca II- III.
 
En el futuro el análisis multidisciplinarios de las muestras obtenidas de estos recintos domésticos y estructuras permitirá acceder a información sobre la distribución socioeconómica de la población en el área sureste de la ciudad de Tula, así mismo de patrones conductuales asociados. Es de mencionar que los análisis de material orgánica permiten aplicar análisis de flotación y así acceder a información relacionada con el uso de los recursos vegetales. Además la presencia en estas áreas domésticas de ciertos objetos manufacturados, abre la posibilidad de conocer aspectos del sistema económico, tales como redes de intercambio y comercio de productos.
 
CONCLUSION
 
La preservación del patrimonio arqueológico tolteca, está en duda, por la afectación de los mismos a través de los agentes de deterioro, en especial de los culturales, ya que un factor como es la expansión urbana y al implementación de los servicios y sistemas colaterales de equipamiento del municipio, pone en riesgo la preservación de las construcciones prehispánicas, sino hay una participación institucional y la creación de un departamento de intervención arqueológica en la región que permita la recuperación de tanto de los materiales como de los datos contextuales en la mejor comprensión de la cultura tolteca. Se debe trabajar en un plan a corto plazo para poder mitigar la destrucción del patrimonio cultural que es producto de un pueblo que influyo a nivel mesoamericano y que lo reconocemos por su legado escultórico, cerámico, arquitectónico, entre otros. Fuentes de la investigación del futuro.
 
 BIBLIOGRAFÍA
 
           Bernal, Ignacio
1979     Historia de la arqueología en México. Porrua S.A.
Carballal, M.; López Wario, L.A., et al
1987     Consideraciones sobre la metodología arqueológica aplicada            
            en  areas urbanizadas”. En: Investigaciones en
            Salvamento  Arqueológico II. Cuaderno de trabajo # 6. INAH: pp. 9-20.
Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos
1995    Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos
             e     Históricos. INAH, México.
Martínez, Muriel Alejandro
1988   “El Salvamento Arqueológico”. En: La Antropología en México # 6,                    el desarrollo técnico. Coord. García M. y Del Valle B. Colección                        
         Biblioteca del INAH: 395-411.
Reglamento del  consejo de arqueología
1994   Reglamento del  consejo de arqueología, INAH, México.

 
 
LINKS:


[1] Reglamento del  consejo de arqueología 1994: 12- 13
[2] Cada día los sitios arqueológicos están ante un peligro mayor de desaparecer debido al gran incremento de las manchas urbanas y de las obras de infraestructura que se requieren para posibilitar la explotación de recursos, la producción de bienes y servicios y la comunicación nacional.
[3] Como ejemplos de los primeros salvamentos arqueológicos que se realizaron en México, entre 1945 a 1947 durante la construcción de la Presa Solís del Río Lerma, bajo la dirección de Rubín de la Borbolla (Martínez Muriel, 1988), posteriormente tenemos hacia 1951-52 el proyecto de salvamento en la Presa Miguel Alemán en Oaxaca, a cargo de Piña Chán y Ponciano Salazar, y los trabajos en la Presa Internacional del Diablo por González Rul. De aquí en adelante los proyectos de salvamento incrementan su número, sobresaliendo el del Conjunto Urbano Nonoalco-Tlatelolco en 1960, a cargo de González Rul.
[4] Martínez Muriel 1988: 395
[5] Un ejemplo que podemos proponer como el primer rescate arqueológico es el efectuado por Don Leopoldo Batres con las exploraciones que llevó a cabo en la calle de Escalerillas hacia 1900, al efectuarse trabajos de construcción de una atarjea donde aparecieron algunos muros, escaleras y ofrendas de un recinto prehispánico (Bernal 1979).  
[6] Martínez 1988: 395- 396; Carballal, M.; López Wario, L.A., et al 1987 
[7] Con la intensa urbanización y la construcción de las obras mencionadas se reduce cada vez más el espacio libre para la realización de investigaciones arqueológicas, por lo que éstas se enfocan a sitios que serán afectados o bien a lugares que se ponen al descubierto por las mismas. De esta forma este campo de estudio se constituye en una de las más frecuentes posibilidades a futuro de seguir estudiando las culturas pasadas y la historia por medio de la arqueología.
[8] La zona B es considerada área de reserva de investigación y protección al entorno de la zona arqueológica de Tula, por lo que la ubicación del predio en comento dentro de la misma lo sujeta a la disposición del INAH en cuanto a materia de protección al patrimonio cultural arqueológico. De ahí que entonces se requiere la intervención arqueológica respectiva para poder liberar o restringir el tipo de obra en caso de descubrirse algún vestigio que pudiera ser afectado. 
[9] El Distribuidor Vial es una obra del Gobierno del Estado de Hidalgo bajo la administración del gobernador Miguel Osorio, donde se canalizan 28 millones de pesos y se presume que se beneficiará a 270 mil habitantes.


Publicado en:
Gamboa Cabezas, Luis Manuel
2007      “Salvamento y Rescate Arqueológico en Tula”. Nuevas Políticas.
                Instituto de    Administración Publica del Estado de Hidalgo A.C. Año 1,
                 No 3, Enero- Marzo pp: 4-11.

 

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