
Para comprender como puede
darse este impacto, es necesario primero definir que entendemos como "Patrimonio
Cultural". Este se refiere a los sitios, estructuras y restos de valor
arqueológico, histórico, religioso, cultural o estético que se presentan en un
espacio específico con una trascendencia temporal. Su preservación puede ser un
problema para el desarrollo de proyectos que impliquen el cambio del paisaje y
por ende del modo de vida de los lugareños. En varios casos el surgimiento de
estos proyectos (por ejemplo creación de nueva infraestructura para desarrollos
urbanísticos), con lleva a un efecto potencial sobre los sitios arqueológicos,
complejos de edificios, esculturas, pinturas, inscripciones y otros restos
físicos dejados por los habitantes anteriores, y son considerados como parte
del patrimonio cultural del país.
También es visto como hay numerosos
casos en que los sitios de los bienes culturales coinciden con los lugares de
importancia natural. Los bienes culturales son parte de la base de los recursos
y, por lo tanto, es importante evaluar las opciones de desarrollo que estén
bajo consideración, con respecto a sus impactos potenciales sobre la propiedad
cultural.

Hoy nos queda claro que la
nueva política debe ir dirigida en el desarrollo socialmente estable que requiere
que las sociedades conserven y mantengan sus vínculos con el pasado y con las
tradiciones culturales. La política de desarrollo socio-económico debe
propiciar por lo menos: (a) ayudar a proteger y mejorar los bienes culturales
mediante componentes específicos de los proyectos, y (b) dejar de financiar los
proyectos que perjudiquen significativamente a los bienes culturales, y ayudar
solamente a aquellos cuyo diseño previene o reduce el deterioro.
En conclusión podemos
cambiar la perspectiva del futuro a través del conocimiento del pasado, por eso
es necesario de una revaloración de nuestro quehacer para contribuir con lo
necesario en este presente.
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