viernes, 25 de septiembre de 2015

Impacto ambiental y cultural: Lo que nos queda…



Dentro del Primer Congreso de Ecatepec Arqueología y Recursos Naturales, organizado por el Centro de Estudios Mesoamericanos A.C. y el Municipio de San Isidro Atlautenco, se están presentando diversas conferencias y ponencias de distinguidos investigadores del INAH y de los municipios aledaños.  Una ponencia que impacto a la población estudiantil, fue sobre la situación que viven los pueblos actuales al norte de la Cuenca de México, especialmente por impacto ambiental y cultural. 

Para comprender como puede darse este impacto, es necesario primero definir que entendemos como "Patrimonio Cultural". Este se refiere a los sitios, estructuras y restos de valor arqueológico, histórico, religioso, cultural o estético que se presentan en un espacio específico con una trascendencia temporal. Su preservación puede ser un problema para el desarrollo de proyectos que impliquen el cambio del paisaje y por ende del modo de vida de los lugareños. En varios casos el surgimiento de estos proyectos (por ejemplo creación de nueva infraestructura para desarrollos urbanísticos), con lleva a un efecto potencial sobre los sitios arqueológicos, complejos de edificios, esculturas, pinturas, inscripciones y otros restos físicos dejados por los habitantes anteriores, y son considerados como parte del patrimonio cultural del país. 
 
También es visto como hay numerosos casos en que los sitios de los bienes culturales coinciden con los lugares de importancia natural. Los bienes culturales son parte de la base de los recursos y, por lo tanto, es importante evaluar las opciones de desarrollo que estén bajo consideración, con respecto a sus impactos potenciales sobre la propiedad cultural. 

En nuestros días ahora podemos influir en una adecuada conservación y administración de la propiedad cultural, aprovechando los programas de desarrollo municipal o estatal para ayudar en la protección y realce de los bienes culturales que se vean afectados por los proyectos en curso de implantación. Este enfoque que no es nuevo, permite evitar impacto arqueológico o natural en lugares que son trascendentales y que deben ser preservados como testimonio de un pasado glorioso.

Hoy nos queda claro que la nueva política debe ir dirigida en el desarrollo socialmente estable que requiere que las sociedades conserven y mantengan sus vínculos con el pasado y con las tradiciones culturales. La política de desarrollo socio-económico debe propiciar por lo menos: (a) ayudar a proteger y mejorar los bienes culturales mediante componentes específicos de los proyectos, y (b) dejar de financiar los proyectos que perjudiquen significativamente a los bienes culturales, y ayudar solamente a aquellos cuyo diseño previene o reduce el deterioro.

En conclusión podemos cambiar la perspectiva del futuro a través del conocimiento del pasado, por eso es necesario de una revaloración de nuestro quehacer para contribuir con lo necesario en este presente.

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