Las 24 hrs vivimos en un mundo donde se divulga a través de diversos medios de difusión, una
pandemia que fue
notificado por primera vez en Wuhan (China) el 31 de diciembre de 2019, el COVID 19 (Coronavirus).
Se ha vuelto cotidiano escuchar y ver como los
espectadores retan a las autoridades para continuar, viviendo su forma de vida
cotidiana, exponiéndose al contagio y propagación al ser portadores. El poder
ejecutivo de nuestro país, México, ha decretado a través de la Secretaria de
Salud una fase II de espaciamiento entre los ciudadanos y una cuarentena para permanecer
en sus casas con el propósito de evitar que se desborde las atenciones médicas
por los contagiados, que podría traer como consecuencia una alta mortandad. Bien sabido que esta ha sucedido, por los
datos estadísticos que se actualizan cada día por la Organización Mundial de la
Salud.
En la vida cotidiana del mexicano, más de los que
tienen bajo recursos. Es estar en contra de estas disposiciones, lo que ha
llevado a desafiar a las autoridades sanitarias y de seguridad pública. La mala
información a subestimado la pandemia del COVID-19. En donde las redes sociales,
ha logrado desinformar a la población con creencias vulgares, subjetivas y
particulares que están siendo abordados por diversas ciencias como la psicología,
sociología y antropología.
El ¿porque nos comportamos así? Depende del grado
de conocimiento científico y vulgar que se adquiere a través de la educación.
Es lamentable que no se ponga interés en el desempeño del docente, que, al
tener una mejor posición social, económica y de capacitación nos pueda adentrar
a la comprensión de que la ciencia puede garantizar que la población sea capaz
de valorar los esfuerzos de nuestras autoridades para evitar la propagación del
contagio por COVID-19.
¿Cómo podemos entender esta perspectiva? Siendo la
salud publica un problema de este momento para evitar la propagación del virus,
si se aplica un enfoque comprensivo donde se incorporarían varias ciencias para
garantizar que la ciudadanía acate las disposiciones de aislamiento social,
cuarentena, higiene o toque de queda. Quizás podría originarse un cambio en el comportamiento
cotidiano de la ciudadanía.
Es muy común encontrar respuesta que nos dan las
personas para continuar con su forma de vida cotidiana sin medir consecuencias
como: “de algo nos vamos a morir”. Es
una creencia que depende de tus acciones que traerían consecuencias; lo peor sería
ver morir a tus seres queridos, mejor hacer algo racional para evitar la propagación
y evitar que esto suceda. La realidad no es como se cree, sino como debería ser.
Hay creencias irracionales o atribuciones externas
que buscan justificar los males como: “si me contagio, así dios lo dispuso” o “ya
me tocaba”. Dentro de esta reflexión podemos
ver a los pensamientos que se consideran libres y ajenos a la realidad que se suscita:
“yo puedo hacer con mi vida lo que quiera; no me importa lo que pase a otros”.
Las conductas mencionas son causa de esa apatía de
no querer someterse a una disposición que es necesaria para evitar la propagación
que lleva muerte e inestabilidad emocional. El cual puede agravar a un problema
social, político, social y económico que se ha suscitado en otros países.
No es un pretexto las limitaciones económicas de
quienes piensan de esta forma. Hay disposición de las autoridades para apoyar a
la población, para evitar que se colapse la sociedad.
En este proceso se vuelve necesario que se integren
los especialistas en ciencias sociales para buscar soluciones que contribuyan
en a hacer caso a las disipaciones para erradicar el COVID 19 (Coronavirus). Es
un desafío que debemos afrentar para evitar que el quehacer cotidiano de cada
ciudadano llegue a su casa con el virus, poniendo en riesgo a su familia. Las sesiones
principales vienen en este momento de las políticas federales, estatales y
municipales, pero deben apoyarse de las ciencias sociales, ingeniería, administración
y estadística aplica.
Las decisiones políticas deben ir acompañadas de acciones
profesionales multidisciplinarias no solo del sector de salud.
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