Las actividades de ocio y actividades
de consumo (independientemente del rubro) se encuentran en todas las
sociedades, solo que en estos momentos hay lugares que se suspendieron o se
llevan a cabo con un control exhaustivo por parte de los prestadores de
servicio y supervisados por las autoridades debido a la Pandemia que aqueja al país
de desde que se dio a conocer la enfermedad por coronavirus (COVID-19) que fue
notificado por primera vez en Wuhan (China) el 31 de diciembre de 2019.
En diversos países, este tipo de ocio y actividades de consumo se ha convertido en un motor económico. Lo que ha llevado a seleccionar los lugares que se convierten en iconos necesarios para ser visitados; pero en otros casos como nuestro país, donde el coronavirus se cree no existe o es un invento del gobierno se están abriendo algunos lugares a espalda de las autoridades.
La prohibición de abrir los espacios tradicionales de ocio y actividades de consumo, ha originado que se abran de forma clandestina, desde la cuarentena, se han convertido en lugares de resistencia y de llevar en contra a las autoridades en turno. Lo que hace que se expongan a la enfermedad y por consecuencia tengan que ser hospitalizados, donde la mayoría no quiere ser intubado acelerando la enfermedad en el cuerpo, ocasionándose la muerte, que después la culpa es echada a las autoridades por no hacer caso a la atención de urgencia o porque se cree fue sometido el paciente a un tratamiento que le origino la muerte.
Ante esta situación, es claro que diversos municipios en el país, los más desvalidos y menos afortunados para abrir un espacio de ocio y de actividades de consumo, han aprovechado para abrir negocios de comida o de bebida embriagantes. Claro está, sin nada de atención sanitaria, distanciamiento social y uso de cubrebocas. Lo que hace que la enfermedad se propague y cause más muertes en el país.
Este surgimiento en otros estados se está combatiendo, pero en algunos, donde los procesos electores están en suspenso, no se hace caso de erradicarlos, de que se obligue a evitar estos lugares.
Se ha tomado como un momento colateral de ordenamiento, de que el cáncer siga expandiéndose y que cobre más víctimas. Si bien detrás de esto hay un beneficio económico de las familias que lo fomentan: ¿Cuál es el verdadero precio que se tendrá que pagar?
Por otra parte, hay que tomar en cuenta que el ocio y las actividades de consumo forman parte de una conjugación de la población, el ordenamiento territorial, políticas públicas y de la cultura. Donde no hay esta conjugación, es espontaneo y solo se puede hacer notar como las familias están buscando un espacio para salir de una crisis económica a costa de jugarse su vida.
Se debe promover más cultura y poder hacer entender que estas actividades de ocio y actividades de consumo son temporales, mientras se logra un nuevo orden, en el que se podrá tener mejores oportunidades. El esfuerzo debe ser desde nuestras autoridades, apoyando a la ciudadanía para lograr el cambio y que este favorezca a la sociedad. No queremos un contagio máximo y mayor número de muertes.
Los nuevos espacios de ocio y de actividades de consumo no están adecuadas a la necesidad por las que pasamos en el país, se requiere que se eviten. La noche es su aliada y se perdura hasta la madrugada; la residencia se ha transformado ahora como un área publica, que no tiene las características de un área de servicio adecuado para ser aceptados como una nueva forma de expresión cultural. En algunos lugares esto se está dando toda la semana, donde los vecinos están cansados de escuchar los ruidos, gritos, música en alto volumen, discusiones, majaderías, entre otras cosas; pero la más grave la salubridad y lo invulnerable que estamos ante la enfermedad que podría matarnos.
En este proceso de la llegada de un nuevo gobierno, están naciendo nuevos centros de ocio y de actividades de consumo. Se tendrán que preguntar ¿si estos deberán formar parte del del nuevo sistema gobierno? O quizás responder ¿son los problemas que no se quisieron enfrentar en el gobierno anterior? El problema ya está, ¿que se ha hecho o se tendrá que hacer?
El fenómeno cada vez está creciendo, la vida en algunas comunidades ya no es solo de día, ahora se está volviendo nocturna. Mientras que algunos aprovechan la noche para hacer espacios de ocio y actividades de consumo, otros están desvelándose para estar atentos y proteger a sus familias porque ha aumentado la inseguridad. Esto no puede formar parte de la cultura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario