sábado, 24 de octubre de 2020

QUETZALCOATL. ORIGEN DE LA PRÁCTICA DEL SACRIFICIO HUMANO

José Acosta en su “Historia natural y moral de las Indias”, narra quien era Quetzalcoatl, como dios de los cholultecas, que fue comparado como el dios mitológico romano Plutón (Hades según la mitología griega), el que alude tanto al antiguo inframundo como al dios de este. El término «hades» en la teología cristiana alude a la morada de los muertos.

En el texto de Acosta, se dice que Quetzalcoatl: “Era en figura de hombre, pero la cara de pájaro, con un pico colorado y sobre él una cresta y berrugas, con unas rengleras de dientes y la lengua de fuera. En la cabeza, una mitra de papel puntiaguda pintada; una hoz en la mano y muchos aderezos de oro en las piernas y otras mil invenciones de disparates…. Llamábanle Quetzaalcoatl, que es culebra de pluma rica, que tal es el demonio de la codicia” (Acosta 1987: 483-484). 

El Códice Tovar, atribuido al jesuita mexicano del siglo XVI Juan de Tovar, nos muestra una imagen de como se representaba el dios de Quetzalcoatl (Fuente https://www.wdl.org/es/item/6756/
 

El dios era venerado con ceremonias de sacrificio a través del desollamiento de hombres, cuyas pieles era usadas para ser vestidos los vivos, además de extraer corazones. Dos prácticas que se dice surgen en Tula, pero esto no quiere decir que es en la ciudad prehispánica de Tollan Xicocotitlan.

En la obra cuando trata de la migración azteca a lo que José Acosta, llama mexicas. Narra que los mexicanos venían de Michoacán, pasando por Malinalco, después Tula y por ultimo Cholula. En Tula, que era llamado a una tierra prospera, el dios que los guiaba, les indico que derramaran en un gran llano el cauce de un rio cercano al cerro Coatepec, formando un lago que fue cercado con sauces, álamos, sabinos y otros árboles.  La tierra era un paraíso, donde se criaban peces, acudían diversos pájaros y los mexicas pensaban quedarse a vivir permanentemente en ese lugar.

El dios que los guiaba se enojó y amenazo a los que quisieran quedarse así que en: “la mañana, yendo allá, hallaron muertos los que habían tratado de quedarse allí; y el modo de matarlos fué abrirles los pechos y sacarles los corazones, que de este modo los hallaron. Y de aquí les enseñó a los desventurados su bonito dios el modo de sacrificios que a él lo agradaban, que era abrir los pechos y sacar los corazones a los hombres, como lo usaron siempre de allí en adelante en sus horrendos sacrificios” (Ibídem: 276).

José Acosta, en una carta dirigida a la serenísima infanta doña Isabel Clara Eugenia de Austria, le explica de que trata la obra Historia Natural y Moral de Indias, formada pos siete libros, escritos y corregidos por la Santa Iglesia Católica Romana en todo y por todo. En Madrid, 21 de febrero, 1589. La obra fue impresa en Sevilla, en casa de Juan de León, junto a las Siete Revueltas, en el año de 1590.


Fuente:

ACOSTA, José

1987                Historia natural y moral de las Indias. Edición, introducción y notas de José

Alcina Franch, Historia 16, Madrid.

 

 

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